«La gente que viene a La Barca es muy linda» suelen decirme.
A lo que siempre respondo: – «La gente es linda, pero hay que dejarla en paz y darle la oportunidad de ser su mejor versión».
En cada clase, sesión o taller puedo comprobarlo.
La belleza del ser humano es tal, que miles de años de devastación, genocidios, torturas y opresión sistemática se rinden en cuanto se generan condiciones básicas de encuentro.
Tiempo, grupo, buenas prácticas que incluyan movimiento, comunicación, música, miradas, contacto. La humanidad aflora en su esplendor por sobre la represión, las cicatrices emocionales del maltrato y la alienación de la cultura.
Religión, poder, mercado y política deben hacerse a un lado porque emerge el mar de posibilidades y potenciales de cada ser.
Poco a poco, es una construcción conjunta, un entramado.
El cuerpo no es un manojo de traumas ansioso de ponerles nombres y etiquetas. Es nuestra vida hecha presente, plausible de continuar su transformación con dirección hacia la salud integral, senda inequívoca de la felicidad.
Es imperioso trabajar en el minucioso arte del tejido.
Con oficio, con responsabilidad y con amor, hilo a hilo entramar vínculos saludables, porque es el «entre» lo que sostiene a todos los seres.
Porque cada ser es maravilloso y tiene derecho a serlo.
Patricia Davis
Llevo más de 25 años trabajando con grupos, focalizada en el desarrollo tanto a nivel personal como grupal y comunitario.