Biodanza entre mujeres migrantes. Una experiencia en Sevilla

La Biodanza me reafirma, soy mujer. Nací en un continente y vivo en otro. La experiencia de migrar ha trasmutado mi identidad, cambiando algunos de los ejes en los que se sustentaba.

Cuando vivía en mi país de origen (Argentina), todo hablaba de mí; el olor de las casas, la música en la radio, mi tarta de cumpleaños. Mi familia había crecido en esa tierra, siendo un árbol que también tenía raíces en otras tantas.

Las primeras experiencias  en Sevilla aún no ligadas a la Biodanza; estuvieron ligadas a la sorpresa, todo era nuevo y eso, a la vez que me motivaba; movía cada parte de mi ser. Podía limpiar mi casa, pero no “olía a limpio”, olía a otra cosa; la comida tenía nuevos sabores y las tiendas se organizaban de manera distinta. Los modelos vinculares eran nuevos, la gente se relacionaba en la calle en vez de en las casa. No se tomaba mate y la yerba debía comprarla en una casa de artículos importados.

Durante un tiempo, miraba las cosas, las casas y la gente sin verme. Y eso es porque el contexto no estaba preparado para facilitar el encuentro desde lo más importante; la esencia del ser humano, que me hace parte del aquí y del allí, del ahora y del entonces.

Hoy me siento de todas partes y de ninguna y la Biodanza me ayuda. Formo parte de la comunidad de mi barrio, donde me encuentro en intereses comunes, inquietudes, risas y abrazos. Formo parte de distintas redes y es en la construcción desde la diferencia que enriquezco mi ser.

Hoy no tengo más patria que la de unos ojos que me miran con amor; ni más tierra que el abrazo que me acoge. Migrar ha puesto alas a mis pies.

Biodanza: un puente para encuentro

Mi corazón ansiaba encontrarse con mujeres de distintas partes del mundo. En los distintos viajes que hice en lo que va de mi vida; por países tan diversos como Serbia y Montenegro, Kenia, Namibia, Bolivia, Italia, Botsuana… siempre he buscado la posibilidad de danzar; en rondas, con artistas callejeras, en bares (hasta en el techo de un camión). Pero como profesional de las ciencias sociales y el teatro; no encontraba caminos para acercar mi intervención fuera de mi lengua materna. Por eso, apenas terminada mi formación en Biodanza; quise aprovechar la maravilla de este sistema para poder encontrarme, tejiendo un vínculo con un colectivo con el que sentí que estaba unida. Todas nacimos lejos de Sevilla. Todas vivimos aquí.

Si te interesa el tema y quieres saber más sobre Biodanza, puedes leer los post 5 motivos por los que la biodanza revolucionará tu vida y ¿por qué me gusta la biodanza?

En cualquier caso, mis viajes me aportaron experiencias enriquecedoras e inolvidables. De ellas doy cuenta en el libro “Biodanza como camino de retribalización de mujeres migrantes”. De Editorial Académica Española que poco a poco iré compartiéndolo contigo aquí.

Patricia Davis

Patricia Davis

Llevo más de 25 años trabajando con grupos, focalizada en el desarrollo tanto a nivel personal como grupal y comunitario.

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp