Créate en casa

Teatro y creatividad de tu casa a la mía

En estos días me llegan vídeos de gente haciendo cosas que hasta hoy no  le hubieran ocurrido, les parecerían absurdas o inútiles.  Y son acciones donde puedo verlas riendo, creando, jugando.

 

El tiempo de aburrimiento ha dado lugar a la exploración y esta, a la imaginación, a  la búsqueda de posibilidades.

 

La creatividad nos ha permitido  redescubrir cosas olvidadas que están en casa. Nuevos usos para lo que ya había: una mesa, dos fuentes y dos platos simulan un set de DJ.

Una cantante famosa se disfraza cada día para salir a aplaudir.

Una diseñadora gráfica comparte su receta de pastel  de calabaza y cuatro amigos contestan con fotos de humeantes pasteles de manzana y de boniato.

 

¿Por qué las creaciones propias que nos comparten no nos saturan como lo hacen las cadenas de mensajes reenviados sin ton ni son?

Quizás porque hay mucho de verdad en ellas. Porque nos acercan a la intimidad, al mundo fantástico, al hermoso ridículo de hacer por el placer de reír y hacer reír, de gente que apenas conocíamos, en otros contextos.

Nuevas experiencias culturales:

  • Escuchar la música del vecino y las canciones que cantan en el balcón de al lado,
  • Ver la pieza de danza  de la amiga de la amiga,
  • Asistir, casi de incógnito, a la clase de teatro de un compañero de piso.

Por acciones así, se tejen vínculos  e  historias en una gran improvisación colectiva. Se genera una gran clase de teatro y creatividad cotidiana.

 

Nuevo teatro: mi casa

Como  los bares y teatro  están cerrados a cal y canto, se abre un telón, un tablao en cada casa. Hay quien mira desde la última fila de butacas, quien alienta entre bambalinas, quien aporta ideas o co-dirige desde la cocina. Vestuaristas que abren altillos y roperos, utileros que arrasan un cajón. Se musicaliza con cacharros e instrumentos, hay remix de discos en el salón. Es una terraza un escenario y un móvil un set de grabación.

Porque las puertas se cierran, se abren las ventanas y  hay una vida pujante en quien la defiende desde  su casa o su rincón. Y late también un asombro, un amor y un espanto que muchas dramaturgias recogerán.

 

Mirando al mañana con amor

Por eso  quiero dar un consejo a nuestras hijas y las nietas que vendrán: aprovechen a preguntarnos ahora nuestras historias, porque la saga del Covid-19 llenará la vejez que estamos protegiendo. La de las abuelas de ahora y las que queremos llegar a ser. Y  en un mundo futuro que espero será nuevo y lleno de aprendizajes, estaremos en el vaivén de nuestras mecedoras contando estos días una y otra vez.

Patricia Davis

Patricia Davis

Llevo más de 25 años trabajando con grupos, focalizada en el desarrollo tanto a nivel personal como grupal y comunitario.