Ante todo quiero aclarar que el título no hace alusión a que trabaje en pijama. Todo lo contrario, antes de cada clase de teatro, clase de shayking, clase de clown o encuentro con el alumnado me ducho. Sí, me pongo mi ropa de trabajo y, en estos días que doy clases online, voy calzada.
También que hablaré en plural, porque en la cabina de esta barca vamos dos personas y no hay para mí agradecimiento más infinito a la vida que compartir la navegación con Nuria Merino.
Es un tiempo extraño, porque nadie pudo tener preparación previa. Cada cual, en sus circunstancias personales, va haciendo lo mejor que puede.
Un mar de emociones
La riqueza de las emociones es infinita y la manera de atravesarlas, tan diversa como las personas que habitamos el planeta.
En la última semana hemos vivido muchas de ellas. Empezamos la semana santa dando clases, sin coger festivos, porque entendemos que este virus nos confronta con nuestra responsabilidad.
Vendaval
Para nosotras, La Barca es más que una escuela de teatro y sentimos que es importante estar para nuestro alumnado. Terminamos la semana tratando de saber qué hacer con las posibles vulnerabilidades de la aplicación que usamos para comunicarnos, gestionando los vaivenes y preocupaciones de los grupos. Y las propias. ¿Dónde encontrar una fuente fiable? Personal técnico, profesionales que trabajan a distancia a gran escala, preguntamos a quien pudimos. Dimos con el Instituto Nacional de Ciber Seguridad… algo más aprendido.
Ansiedad. Responsabilidad. Extrañeza. Asombro. Cansancio. Agobio.
Pérdidas
Por el camino, dentro de esa semana, llegaban las pérdidas, desde un móvil hasta una vida se fueron de nuestro lado. Golpe de timón en la tormenta hiriendo a mi compañera duramente.
Dolor. Tristeza. Impotencia.
Show must go on
Ante la mar encrespada La Barca se mantiene a flote y la tripulación se presta a facilitar la navegación. Trabajamos en unidad con cada grupo y nos pusimos en disposición de seguir creciendo. Eso hacemos. Grupo. Vínculo.
Satisfacción. Orgullo. Acompañamiento. Reconocimiento. Solidaridad. Amor.
Cabreo
En esta situación, he llegado a mi límite de escuchar cierto tipo de consejos:
- Lo que tienes para aprender es….: no lo sabemos. Una historia se cuenta en orden. Y ahora no tenemos la menor idea de en qué parte estamos. Si hemos salido de la introducción y estamos en el nudo. Pero claramente no es el desenlace. Mucho menos, la moraleja. Se aprende habitando la vida, sintiéndola, decidiendo. Como me enseñó un director de teatro “amamos a nuestro héroes más por sus intentos que por sus éxitos”. No es hora de saber el final, es hora de vivir las pruebas y ver qué hacemos con ellas.Quien cree que ya sabe lo que sacaremos en limpio, no está aquí y ahora.
- Es un tiempo de parar: ¿parar de qué?¿dejamos interactuar? ¿evitamos reflexionar?, ¿nos negamos a vivir? ¿paramos de trabajar? Quienes a la fuerza han tenido que parar de trabajar se están preguntando de qué van a comer. Y muchas personas están trabajando el doble en peores condiciones. Creo que somos quienes somos y afrontamos este momento a nuestro estilo. Quienes acostumbramos arrimar el hombro, ponernos las pilas y estar presentes lo haremos. Los demás seguirán pensando que esto es algo de “lo que saldremos”. Estamos dentro de casa. Pero no “adentro” de un tiempo. Esto no es un bache en la historia. Es la vida que se sigue escribiendo.
- Saca provecho de esta situación: No vamos a hacer un estudio de cómo aprovechar esta coyuntura para hacer más dinero, posicionarnos en el mercado, aprender marketing. No vamos a cerrar, vivir del paro y montar una estrategia.
Lo que hacemos
Generamos vídeos que creemos que ayudan, repensamos maneras para nuestras clases de teatro, las clases de biodanza, clases de clown, las de shayking, los encuentros. ¿Cómo trasladar lo vivencial? ¿Cuál es la forma potenciar vínculos? ¿Qué podemos enseñar por estos canales? ¿De qué manera fomentar y apoyar hábitos saludables?
Nuestro tiempo y esfuerzo se centran en cuestiones como estas. En otras palabras en estar acompañando, creando, estudiando para hacer nuestra tarea.
En nuestra escuela hay gente que no puede pagar, que lo hace con meses de retraso y quien nos envía dinero por adelantado.
Hay gente que necesitó salir de clases porque la comunicación telemática le estresa, no le hemos dicho que quedarse era lo mejor. No vamos a manipular. Ni a ver qué podemos venderles.
Somos una escuela de teatro. O mucho más que una escuela de teatro.
Por eso quizás no somos empresarias en traje chaqueta.
Somos profesoras que van al aula descalzas.