Bertolt Brecht y el teatro épico. Un puente entre el teatro moderno y posmoderno.

Teórico teatral, dramaturgo y director alemán, Bertolt Brecht vivió entre 1898 y 1956. Fue uno de los teóricos más influyentes del Siglo XX, el gran exponente del teatro político y  un puente entre el teatro moderno y posmoderno.

“El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma” es una de las frases que mejor exponen su pensamiento. 

He aquí otra poética, otra mirada, que nos aleja de la centralidad del texto. Si te apetece saber ¿de qué hablamos en la poética de la puesta en escena?, sigue el link.

Contexto

Resulta imposible entender el teatro de Brecht sin tener en cuenta su contexto político. Durante su adolescencia, se desata la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que lo convierte en testigo del asesinado de amigos suyos en un enfrentamiento sin razón aparente. En su juventud se desempeña con éxito como dramaturgo y director en Munich y Berlín y llega a estrenar en el “Deutsches Theater”.

Paralelamente empieza a militar en distintos movimientos de izquierda y se desempeña como colaborador y director en revistas socialistas y comunistas. En 1933, cuando el ascenso al poder de Hitler era inminente, se ve obligado a exiliarse de Alemania y, ese mismo año, sus libros son quemados frente a la Ópera de Berlín.

Durante los años de guerra, Brecht vivió en Dinamarca, Suecia, Finlandia y Estados Unidos (donde también fue perseguido por el macartismo). En el exilio produce la mayor parte de su obra, la cual expresa abiertamente su oposición al nazismo y a los movimientos fascistas. 

Lo político

En la historia del teatro, siempre hubo un teatro de “temas políticos” pero él es el primero que crea una manera política de hacer teatro. Buscaba generar en el espectador una perspectiva crítica, es decir un espectador político que toma una posición consciente respecto de lo que ve. 

Su pensamiento se posiciona abiertamente en contra del teatro aristotélico (es decir, de todo el teatro occidental hasta ese momento) que busca la identificación de los espectadores con los personajes, lograr una empatía para llegar a la catarsis, a una purga emocional. Brecht plantea que en la manipulación emocional hay un tráfico de ideología. Y él sabía mucho de esto ya que había sido testigo de los efectos de la propaganda nazi en sus coterráneos.

Busca entonces generar con su teatro un espectador crítico, analítico, objetivo, científico y distanciado. Para esto crea el “efecto de distanciamiento” o “efecto de extrañamiento” o “Verfremdungseffekt” en su idioma original.

Distanciarse para pensar

El “Efecto de distanciamiento” tiene como objetivo crear una escena que impida al espectador sumergirse en la ilusión teatral, que desnaturalice las relaciones sociales del capitalismo, extrayendo de ellas todo halo romántico para que sean percibidas como consecuencia de un momento histórico determinado y en función de ciertos intereses.

Un ejemplo: ¿Qué pasaría si, mientras el príncipe Hamlet se debate entre la vida y la muerte en su famoso monólogo “ser o no ser”, hay cuatro sirvientes que hacen todo por él? ¿No cambiaría drásticamente nuestra percepción sobre ese personaje, su posición social y su conflicto existencial?

El teatro para Brecht tiene un objetivo político y urgente: incentivar en el proletariado la construcción de un mundo progresista.

En su libro “Escritos sobre Teatro” Brecht explica muy claramente el “efecto de distanciamiento”, que consiste en una serie de procedimientos para romper con la ilusión escénica.

 

Claves para entender el distanciamiento

  • Que lxs espectadorxs no olviden que estamos en el teatro. La sala debe quedar iluminada durante la función. A su vez, los cambios escenográficos se hacen con luz plena y la tramoya queda exhibida. Se renuncia a la cuarta pared, los actores y actrices se dirigen directamente al público. Como forma teatral, recupera el Music Hall y el cabaret, dos expresiones donde lo artificial está en primer plano.
  • Lx intérprete debe denunciar su papel, no encarnarlo. Para impedir la identificación con su personaje, lxs intérpretes deben hacer anotaciones de las primeras impresiones sobre él y sus actos en los márgenes del texto y, durante los ensayos, deben leer en voz alta, en medio de sus réplicas, las indicaciones escénicas con el objetivo de no dejarse llevar por la situación. 
  • La acción no debe ser imitada, sino relatada. En las funciones los actores y actrices hablan de su personaje en tercera persona, no reviven los sentimientos, sino que los describen. Se refieren a los hechos de la obra como si fueran testigos oculares de un accidente, es decir, narran lo sucedido y no lo encarnan, no lo representan como si sucediera «aquí y ahora». A esta forma de teatro Brecht la llama «Teatro épico». 
  • Desdramatizar la acción para reflexionar sobre ella. La acción teatral ya no progresa de acuerdo a una curva ascendente hasta el desenlace, sino que se la detiene constantemente para reflexionar sobre ella. 

Más

  • El teatro debe dejar de ser mágico para ser crítico. La inserción de proyecciones sobre pantallas, la intrusión de la música, la utilización de una luz plena concurren para romper con la interpretación. Las canciones se insertan para romper la ilusión y la música que aparece nunca es fluida. La escena brechtiana carece de sorpresas, durante la acción y en el desenlace: se previene al público, se le dice previamente lo que va a suceder en la escena. En su dramaturgia, Brecht versifica pasajes enteros de sus piezas empleando distintos metros (yambos clásicos, versos schillerianos o goetheianos, versos libres) para subrayar la oposición de los personajes y para forzar la atención del espectador por medio de esta ruptura musical.
  • Elipsis en el relato. Recupera la estructura de cuadros autónomos del expresionismo. La elipsis entre cuadro y cuadro obliga al espectador a llenarlo de sentido.
  • Gestus. Dentro de su técnica actoral, Brecht desarrolla el concepto de “Gestus”, el cual tiene como propósito indicar la clase social y un modo de comportamiento del personaje. Lo define como cualquier gesto textual, corporal o escénico que revele una verdad sobre las relaciones sociales. Es siempre relacional porque muestra las relaciones de poder. El gestus hace visible la clase tras el individuo, lo crítico tras el objeto ingenuo, el comentario tras la afirmación.

Mirando lo social

otro teatro La BarcaLejos de tocar temáticas privadas o anécdotas amorosas, la dramaturgia de Bertolt Brecht se caracteriza por estar centrada en problemáticas sociales: el petróleo, la inflación, las guerras, las luchas sociales, la familia, la religión. En muchas de sus obras, toma un hecho histórico para hacer una analogía con su contemporaneidad. En este teatro, el personaje deja de ser personalista para ser entendido como un actor dentro de un contexto social al que se denuncia. El héroe clásico es puesto en tela de juicio y en su lugar se coloca al “hombre proletario” que es presentado sólo como un hombre corriente hasta el momento en que realiza un acto notable.

Brecht llama a su teatro en un primer momento “teatro épico” (es decir, teatro narrativo) y en un segundo momento “teatro dialéctico”(muestra el avance dialéctico de la historia). Considera a su teatro realista porque da cuenta de la realidad, es decir, del funcionamiento del sistema social. 

Referencias bibliográfica:

  • Brecht, Bertolt (1983), Escritos sobre teatro, Buenos Aires: Nueva Visión.
  • Brecht, Bertolt (1963), Breviario de estética teatral, Buenos Aires: La Rosa Blindada. 
  • De Miguel, Diego (2020), “Bertolt Brecht y el teatro político” en “Historia del Teatro I. Teorías y tendencias teatrales contemporáneas”, Escuela de Teatro de La Plata, recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=iAaEik-ARM0