Clases de teatro para hacer crecer tu luz

Época de inscripciones a las clases de teatro. Personas desconocidas se acercan a  La Barca Otro Teatro. Traen ilusión, ganas de cumplir un sueño, curiosidad sobre el mundillo teatral. Y miedo. Muchas personas preguntan con miedo sobre su timidez, qué haremos con ella.

Ayer una chica me dijo «como todas las personas que recién empiezan sé que al principio lo voy a pasar mal».  Muchas veces he oído esto. Hay una escena fantaseada a veces, vivida otras, en las que en una clase de teatro las personas nuevas son expuestas a las demás. La idea de que el miedo se supera sumergiéndose en lo que nos da miedo. En nuestra escuela de teatro NO trabajamos así.

Vamos por partes. Podría hablar horas sobre esto, voy a centrarme en tres puntos.

1- Somos una escuela de teatro, estamos para enseñar

El alumnado que se inscribe a un curso de teatro iniciación viene a comenzar su tránsito teatral. No tiene porqué traer nada sabido. La tarea docente es crear un camino desde donde están las participantes

didáctica teatral

con direccionalidad en un objetivo. Es decir, que el primer paso siempre es justo donde la persona está. Y los avances son de un paso a la vez. Eso se llama progresividad. Y en una clase de teatro es un fundamental.

No creemos en «la letra con sangre entra». Esta demostrado que el aprendizaje está ligado a la experiencia emocional. Lo que es displacentero se fija como tal y nuestro ser sólo quiere apartarlo. Por eso nos encanta diseñar nuestra propuesta como un proceso de apropiación suave y dinámica de las habilidades necesarias para experimentar el hecho teatral. Y para ello tenemos pasión por estudiar didáctica, es decir saber cada vez más sobre cómo acompañar el proceso de aprendizaje. Porque para ser una escuela de teatro, sentimos la necesidad de saber ser profes. Nuestra metodología se basa en llegar a los requisitos necesarios para una escena desde los pre requisitos.

Una primera clase de teatro  es una puerta de entrada, no un casting.

2 – La vergüenza es algo aprendido

Años de vida escolar nos confrontar con la idea de «aprobar», que se vuelve el timón de nuestra experiencia.

  • A- probar.  Es no probar, no curiosear. Sólo cumplir.
  • Aprobar es estar bajo la mirada de otra persona que validará o no lo que hacemos.
  • Aprobar se volvía indispensable para no sufrir un castigo.
  • Aprobar es vivir las clases como un sitio donde debo agradar a otra persona y olvidarme de lo que quiero.
  • Desaprobar es no ser suficiente. Y nos han enseñado que para merecer  amor  y reconocimiento debemos ser «suficiente»

Y nos pasamos la vida sintiendo que nos somos suficientes: suficientemente delgada o rellena, suficientemente extravertida o callada, proactiva o cauta y una lista interminable de lo que no somos. Toda nuestra educación y nuestra vida va regida por lo que no somos.

Llegado este punto te recomiendo muchísimo que conozcas el trabajo de Brené Brown, te dejo aquí una de sus charlas, en ella dice: «La vergüenza es esa voz que dice no podrás, no eres suficientemente bueno».

Esta sensación viene prendida a los bolsillos del nuestra piel. Y no se irá saltando al vacío, sino caminando sobre seguro. Esa es nuestra tarea, proponer un sendero donde el respeto, la aprobación y el afecto no dependan del grado de desarrollo de una habilidad.

abrirse a la alegría

Porque la sabiduría de nuestra experiencia nos indica que no debemos abrirnos donde no sentimos seguridad. La seguridad la da el cuidado y la vivencia real.

La expresión de nuestro ser, el mostrarnos es una consecuencia de la confianza generada por las propuestas que hace el profesorado, la forma en que las aborda y cómo vela por su desarrollo.

Esto me lleva al tercer punto que te quiero contar hoy sobre cómo vemos una clase de teatro.

 

 

3 – Luces y sombras en la clase de teatro

Una vida basada en la carencia, en lo que no tenemos y deberíamos conseguir nos lleva directamente al desgaste. Una clase de teatro, o de lo que sea no puede estar basada en lo que no sabemos. Eso no quiere decir que haya que negar lo que no podemos. Todo lo contrario, asumir lo que no podemos en este momento con naturalidad nos hace fuerte.

Porque nadie puede todo y nadie puede todo lo que puede todo el tiempo.

Cuando soy capaz de ver mis sombras es cuando admito mis luces, porque sin luz no hay sombra. Hay oscuridad. ¿Cómo se achica una sombra? Haciendo crecer la luz. Potenciar las fortalezas para hacerlas crecer brinda un abordaje de los potenciales latentes que permite su florecimiento. Porque la semilla germina cuando conecta con la tierra fértil, el agua y la luz. Cuando lo hace entre las piedras, tiene mucho más trabajo y corre el riesgo de no conseguirlo. Y de no intentarlo nunca más.

En nuestras clases de teatro comenzamos desde las capacidades operativas de nuestro alumnado. Propiciamos el surgimiento de la grupalidad desde el conocimiento de los fenómenos grupales. Porque en el grupo se conjuga la riqueza de lo diferencia.

Así de claro, todas las personas tenemos áreas en las que tenemos más fuerza, más habilidad, más desarrollo. También áreas en las que tenemos mayor facilidad de crecimiento. Habilidades más expandidas y otras retraídas.

El grupo convierte la diferencia en multiplicidad y la singularidad en complementariedad y riqueza.

Porque lo que nos define también es lo que no somos. Como el silencio hace a la música. Y cada quien merece hacer florecer su propia canción y bailarla.