Federico García Lorca (1898-1936) fue el poeta y dramaturgo de mayor popularidad en la literatura española del siglo XX. Nacido en Granada, en una familia acomodada, pudo desarrollarse en el arte, primero en el piano y dibujo y luego se inscribió en la Universidad de Granada para estudiar Letras y Filosofía y Derecho
Luego, junto con varios de sus compañeros, se mudó a Madrid y formó parte de la Residencia de Estudiantes, donde vivió desde 1919 a 1928. Allí conoció a Buñuel, Dalí y Alberti, entre otrxs.
En Madrid, comenzó su prolífica producción artística que cuenta con un libro de prosa, 9 libros de poemas, 12 obras teatrales. Todo esto en tan sólo 38 años.
La Generación del ‘27
Para entender la búsqueda estética de Lorca, vamos a introducir un poco el contexto intelectual y artístico en el que estaba inmerso.
Lorca perteneció a la Generación del ‘27, un grupo de jóvenes universitarios de familias acomodadas: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. El nombre del grupo se debe a una celebración por la muerte de Luis de Góngora, un poeta del Siglo de Oro.
Las influencias de este grupo fueron por un lado los poetas del Siglo de Oro, pero también las tradiciones populares españolas (los romances y canciones, transmitidas por vía oral de generación en generación y la tradición más erudita de los Cancioneros de los siglos XV y XVI). También tuvieron fuerte influencia del simbolismo y el surrealismo. Todos elementos que pueden verse en la producción lorquiana.
Dos momentos
Se puede dividir la obra poética de Lorca en dos momentos. Una que llega hasta 1928, donde hay una fusión entre lo moderno y lo tradicional, lo culto y lo popular: “Libro de poemas” (1921), “Canciones” (1927) y el “Romancero gitano” (1928). En esta última se ve una visión trágica de Andalucía, y un exaltación del mundo gitano, marginado:
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
(García Lorca, 1977: 401)
La segunda etapa tiene una fuerte influencia surrealista, y se condensa en “Poeta de Nueva York”: la visión del poeta que intenta hacerle frente a la descarnada civilización industrial.
Esta mirada mía que fue mía, pero ya no es mía,
esta mirada que tiembla desnuda por el alcohol
y despide barcos increíbles
por las anémonas de los muelles.
Me defiendo con esta mirada
que mana de las ondas por donde el alba no se atreve,
yo, poeta sin brazos, perdido
entre la multitud que vomita,
sin caballo efusivo que corte
los espesos musgos de mis sienes.
(García Lorca, 1977:474)
Surrealismo y simbolismo
El surrealismo es un movimiento estético que se origina en Francia luego de la Primera Guerra Mundial. Su nombre significa “sobre o por encima del realismo”.
André Bretón, el líder del movimiento, se inspira en los textos de Sigmund Freud sobre los sueños y en la dramaturgia de Alfred Jarry.
En el Manifiesto Surrealista, fechado en 1924, Bretón y Soupault plantean que el surrealismo es un movimiento poético, en el que pintura y escultura se conciben como consecuencias plásticas de la poesía.
Es decir, era un movimiento más abocado a la escritura y a las artes visuales.
Algunos de sus procedimientos creativos:
- Collage: ensamblaje de imágenes incongruentes
- Cadáver exquisito: dibujo o escritura colectiva. Cada artista produce un fragmento sin saber cuál era la producción del compañerx. El resultado eran obras súper eclécticas
- Automatismo: el artista suprime el control consciente sobre el proceso de producción, permitiendo que el inconsciente tenga gran influencia.
En las artes visuales hay grandes exponentes como Magritte, Max Ernst y Salvador Dalí, íntimo de Lorca. De hecho, Dalí le hizo a Lorca los decorados para la obra “Mariana Pineda” y Lorca le escribió la “Oda a Salvador Dalí”
“¡Oh Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo
pero alabo tus ansias de eterno limitado”
(García Lorca, 1977: pp 776)
El simbolismo, por su parte, fue anterior: se desarrolló en el siglo XIX. Comenzó como movimiento literario con “Las flores del mal” de Charles Baudelaire y tuvo entre sus filas a Rimbaud, Verlaine, y Bécquer y Rueda en España. Los simbolistas creían que el arte debía apuntar a las verdades más absolutas, que sólo pueden obtenerse por medios ambiguos, indirectos: la metáfora. Sus temáticas estaban asociados con lo sobrenatural, con el mundo interno, sutil, emocional en una clara oposición al mundo materialista y pragmático de la sociedad industrial.
Algunos rasgos de la dramaturgia lorquiana
Con estas influencias, podemos empezar a imaginar por dónde venía la sensibilidad de Federico.
Un tema recurrente en su dramaturgia es la superación del individuo frente al contexto. El deseo sexual, como fuerza de la naturaleza, es un motor superior a cualquier institución humana y, cuando es obstaculizada, se desencadena la fatalidad. El instinto, lo vital como esencia humana, es fuertemente surrealista: un elemento inconsciente, no voluntario, que controla el accionar.
Un ejemplo
Esto se puede ver muchas de sus obras como “Bodas de sangre”: “la novia” decide escaparse con un ex novio de ella, Leonardo, el día de la boda. En el siguiente fragmento podemos ver, en el parlamento de Leonardo, el conflicto que se desata en él entre las instituciones sociales y la pulsión sexual, amorosa.
“Leonardo:
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas”
(García Lorca, 1977: pp. 649)
Lorca une el folklore tradicional español con la vanguardia simbolista. En sus obras las metáforas naturales se tejen con los conflictos pueblerinos de una manera causal: una siempre se traduce en la otra.
Dos obras de teatro
Hay dos obras teatrales que Lorca califica de “poemas”, una es “Yerma: un poema trágico” y otra de “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores: un poema granadino”. Esta última obra, se divide no en escenas, sino en jardines. En esta obra, la gran símbolo es, justamente, la rosa que une a la protagonista de la historia con una rosa que cuida su tío
“Cuando se abre en la mañana,
roja como sangre está.
El rocío no la toca
porque se teme quemar.
Abierta en el medio día
es dura como el coral.
El sol se asoma a los vidrios
para verla relumbrar.
Cuando en las ramas empiezan
los pájaros a cantar
y se desmaya la tarde
en las violetas del mar,
se pone blanca, con blanco
de una mejilla de sal.
Y cuando toca la noche
blando cuerno de metal
y las estrellas avanzan
mientras los aires se van,
en la raya de lo oscuro,
se comienza a deshojar.”
(García Lorca, 1977: pp752)
Esto sucede con nuestra protagonista, Rosita. En el primer acto de la tragedia, ella se sabe pronta a casarse aunque su prometido va a emprender un viaje. En el segundo acto, 15 años después y aún soltera, Rosita, detenida en el tiempo, espera aún casarse, con una esperanza ridícula. El tercer acto sucede 10 años después que el anterior, ella es víctima de los comentarios crueles de sus vecinos y se resigna a su soltería a causa de un amor inalterable.
Simbolismo
Lorca tiene la voluntad de conformar un teatro poético: una clara voluntad simbolista. Se separa del naturalismo para lograr una autonomía en la obra. Utiliza sus diálogos unidos a la poesía, a la música, a la danza, a las artes plásticas
Como podemos ver en estos dos ejemplos, a pesar de la gran influencia simbolista, hay una base realista: quiere mostrar las problemáticas de las mujeres españolas en su época.
Su estructura en 3 actos de sus espectáculos, de base claramente aristotélica, busca sintonizar con la tragedia clásica, y esto puede verse en la claridad de sus conflictos.
El fusilamiento
En 1934 Lorca regresa a España y es señalado por la derecha española como un enemigo por su amistad con Fernando de los Ríos (una de las figuras más relevantes del pensamiento socialista) y Alberti (escritor perteneciente a la Generación del ‘27 y miembro del Partido Comunista).
Estaba por estallar la Guerra Civil y desde los sectores más reaccionarios se daba una campaña de desprestigio contra el régimen democrático.
En la publicación de la extrema derecha española, Gracia y Justicia, se insultaba al poeta en su portada y se lo despreciaba por su homosexualidad declarada.
Las embajadas de Colombia y México se contactaron con el poeta para ofrecerle asilo político, pero Federico lo rechazó y se dirigió a su casa familiar primero y, luego al ver que la situación se intensificaba, buscó refugio en la casa de un amigo.
El 16 de Agosto de 1936, se presentó allí la Guardia Civil y lo arrestó acusado de ser espía de los rusos, haber sido secretario del comunista Ríos y ser homosexual.
Al parecer, Federico García Lorca fue fusilado en la madrugada del 18 de Agosto. Algunos testimonios de su pelotón de fusilamiento se jactaban de “darle dos tiros en el culo, por maricón.” Su cuerpo jamás se recuperó, permanece enterrado en una fosa común. Su arte sobre vuela nuestros días, es espejo y orgullo de Andalucía.
Referencias bibliográficas:
García Lorca, Federico (1977), Obras completas Tomo I y II, Madrid: Aguilar Ediciones.
“La generación del ‘27. Federico García Lorca”, Generalitat de Catalunya – Departament d’ Ensenyament. Recuperado de https://educaciodigital.cat/ioc-batx/moodle/pluginfile.php/15098/mod_assign/intro/generacion_27_lorca.pdf
Burton, Alicia y Lloret, Victor (2024), “Federico García Lorca: el asesinato de un poeta eterno”, National Geographic. Recuperado de https://historia.nationalgeographic.com.es/a/federico-garcia-lorca-asesinato-poeta-eterno_21266