No somos. Vamos siendo

“La vida se ha parado”. “El mundo está detenido”. “Es un tiempo de pausa”

Cuántas frases como esta se dijeron en los últimos meses, en especial durante el confinamiento.

Las calles semi vacías y los comercios cerrados. Escuelas sin niñez y empresas sin empleados. Edificios sin gente, columpios en quietud. La sensación exterior de falta total de movimiento.

Eso pasó. Sucedió.Pero no sólo eso.

Teletrabajo, educación a distancia, videoconferencias, ejercicios en casa. Yoga, fitness y arte por un tubo, en forma de música, películas, series, libros. Mis clases de teatro siguieron desde casa, los encuentros de Shayking cruzaron el país y unieron personas de distintos puntos.

Una vez más, la idea de que lo que acontece es lo visible. El mundo no se detuvo.

Muchísimas trabajadoras inventamos la manera de seguir en marcha, muchas sin cobrar un duro, o ganando mucho menos que antes.  Docentes, artistas, contables, abogadas y otra larga lista de afortunadas que trabajamos con estrés y sin riesgo. Mientras tanto, sanitarias, limpiadoras, cajeras, dependientas, productoras, salían a campear lo externo, lo visible con el palpable miedo al virus, a la muerte.

La vida siguió adelante.

Hoy, con todos los destrozos y consecuencias, continúa en marcha.

No tengo ninguna claridad sobre los alcances del virus, ni sobre los manejos que se hacen en su nombre. Este turbio escenario acrecienta incertidumbres, diferencias y dolor.

Lo que se plantea como horizonte es el miedo y la desconexión interpersonal en el espacio. La reducción del vínculo a los entornos virtuales.

La recomendación de distancia, la reducción de los grupos de contacto y la falta de medidas de apoyo al sector se ciernen sobre mi trabajo como augurios de un naufragio. Una escuela de teatro en estos tiempos es casi una locura.

Lo inteligente, dicen: apostar por  propuesta 100% online. Me niego

Y no por mis cada vez menos dificultades con la tecnología, he aprendido mucho y seguiré aprendiendo. Y abriendo espacios que permitan trascender las distancias y encontrarnos en esos entornos.

Mientras haya una posibilidad de estar en un aula, estaré allí.

Pero lo presencial es irreemplazable. Mientras haya una posibilidad de estar en un aula, estaré allí. Con mis clases de teatro, clases de biodanza, clases de shayking…

“Clases de” porque soy profe, soy grupalista y no puedo dejar de ser quien soy. Ni quiero.

Porque las personas necesitamos personas y el encuentro humano nace en la intención. El vernos en un mismo espacio, encuentro de miradas en directo, bailes y juegos compartidos. Oír la voz y la risa. Música y movimiento compartido. Bullicio y desorden de varias personas que hablan al mismo tiempo. Pañuelos de papel, tambor, mochilas. Ilusión y verdad de estar en la vida. Viviendo.

Te espero en clase

Clases de teatro. Clases de Shayking. Clases de Biodanza. Clases, clases, para compartir la aventura de crecer. No tienes que  saber nada para empezar, pero eso ya te lo conté en otro post sobre cómo es la escuela de teatro La Barca.

Clases con

  • mascarillas
  • distancias de seguridad
  • gel desinfectante
  • profesionalidad para adaptar los procesos al contexto
  • ganas de equivocarnos lindo y descubrir posibilidades
  • ilusión por conocerte
  • y arte, muuuucho arte.

El mundo no se detuvo, tú  y yo seguimos viviendo.  Además, la incertidumbre no es nuestra única emoción y es tiempo de compartirnos desde dentro. Vamos a encontrarnos para crearnos, de nuevo.

Porque no somos, vamos siendo.