Tadeusz Kantor: triturar el texto

Es muy interesante hablar de la poética de Kantor después de hablar de Brecht y pensarlos como si fueran la expresión de una punta y la otra del túnel llamado Segunda Guerra Mundial.

«La obra de arte ya no alude a otra cosa,

sino que se analiza de acuerdo a la relación entre sus elementos»

Si Brecht resaltaba la importancia de que el teatro sea una herramienta de emancipación de las clases populares contra el incipiente régimen nazi, en Kantor el teatro es un arte autónomo, autosuficiente, que se pone por encima de la naturaleza, del mundo objetual. Para  Brecht, el pensamiento político de les actuantes eran tan importante que debía verse expresado en relación al texto dramático a representar. En cambio, para Kantor, no sólo el texto no tiene  ninguna importancia sino que lx actuante tiene menos jerarquía que los objetos: la guerra parece haber tenido un efecto deshumanizador.

Contexto

Para ponernos en contexto: Tadeusz Kantor nació en 1915 en Wielopole, actual Polonia. Si, en ese bello país atravesó la Primera y la Segunda Guerra Mundial. De base Kantor es artista plástico y este fue uno de los rasgos que dotó de una gran singularidad a su teatro. Él fue heredero de los movimientos de vanguardias en las artes plásticas que, entre fines del S.XIX y 1970,  pusieron en crisis el concepto de representación: la obra de arte ya no alude a otra cosa, sino que se analiza de acuerdo a la relación entre sus elementos (sus colores, sus formas, etc). Con la llegada del arte abstracto, la pintura se define como autónoma en relación al mundo objetual. Esto se traduce en el teatro kantoriano, lo que tiene como resultado la desjerarquización del texto dramático: el teatro ya no es una máquina de reproducir literatura. Ese elemento, que desde el teatro griego fue la razón de ser del teatro ahora es una inspiración más, un punto de partida, no de llegada. En palabras del propio Kantor:

 

“El texto dramático no se representa, se discute, se comenta, los actores lo siguen de a ratos, lo abandonan, vuelven a él, lo repiten. Los actores no se identifican con el texto. Es un molino que tritura el texto.” (Hopkings, p.24)

Y no es sólo el texto el que se pone en crisis, sino también la fábula, el desarrollo de una historia que mantiene una relación de semejanza con la realidad cotidiana. El teatro ya no tiene una función por fuera de sí misma, es una realidad escénica pura, su valor está dado por los elementos meramente formales de la escena. A esto Kantor lo denomina “Teatro Autónomo”.

Lo material de la escena

La materialidad del teatro se pone de relieve: el espacio, los objetos, lxs actuantes y su corporalidad. 

El espacio no es un recipiente pasivo donde poner cosas, sino que tiene una función primordial. Kantor lo llama la UR-MATERIA, es decir, aquella materia primitiva que da vida al teatro, que es el objeto mismo de la creación. Es el espacio con sus planos, sus inclinaciones, sus posibilidades de movimiento el que determina las formas y su tensión. Sobre todo en su primera etapa, Kantor escapaba de los teatros convencionales.

En 1942, Kantor monta su primer espectáculo, “El regreso de Ulises” en una habitación destruida por las bombas. Así  se produce un choque entre la historia del héroe griego y esa habitación en ruinas con fragmentos de cañón inutilizado, rueda de carro rescatada del barro, tablones húmedos y semi podridos.

En sus obras de madurez toda la escenografía tenía rueditas: puertas, ventanas, sillas, camas, porque la tensión escénica se modificaba en relación a la ubicación de los elementos en la escena. 

Objetos

Inspirado en el “ready-made”, cuyo exponente principal fue Marcel Duchamp que puso un mingitorio en un museo, convirtiéndolo así en obra de arte, Kantor también le dio valor a objetos de la vida cotidiana. Para él, es el objeto pobre, ese objeto al borde del basurero que llevado a la escena adquiere valor. En “El regreso de Ulises” mencionada anteriormente, el héroe se cubre con un casco tirado por los alemanes.

Más adelante en su carrera artística, el elemento objetual evoluciona, funcionando como extensión o modelo de la actuación, a este procedimiento lo denomina “Bio-objeto” donde el objeto y lx actuante se transfieren propiedades recíprocamente. 

Teatro de la muerte

La actuación tiene como premisa la ausencia de vida. Lxs actuantes se mueven como autómatas, zombies, muñecos o maniquíes, en una zona liminal entre la vida y la muerte. Su teatro busca la despersonalización de lxs actuantes: en el contexto de posguerra, el sujeto humillado ya no transforma la realidad, no es protagonista y llega a tener la misma entidad que un objeto.

Kantor se expresa en la certeza de que la vida en escena solo puede contarse desde la ausencia de vida. Por esto él llama a su teatro “Teatro de la muerte”.

A pesar de que esto parezca medio deprimente, el teatro de Kantor se caracteriza por tener mucho humor. La compañía que lo acompañó toda su vida se llamaba Cricot 2, una variación de la palabra polaca “Circo”. Es decir, las inversiones, los choques, las repeticiones y lo absurdo son una parte fundante de su teatro que lo hace muy divertido y lo aleja de cualquier tipo de solemnidad.

Miradas

En una primera etapa, Kantor monta sus espectáculos inspirándose en textos de autores polacos, pero siempre tomándolos como un elemento más en la puesta, al que no se le rinde tributo alguno. El espectáculo que lo lleva a la fama es “La clase muerta”, estrenada en 1975. En esta obra un aula escolar se vuelve fantasmas con la llegada de alumnxs ancianos que exhiben maniquíes que los duplican a un nivel que es difícil distinguirlos entre sí.

A partir de este espectáculo, Kantor se desprende de la influencia de un texto y empieza a indagar en los recuerdos de su infancia: la guerra, su pueblo natal, los campos de exterminio, lxs muertos, lxs olvidados. El modo de evocar esos recuerdos son siempre de manera fragmentaria, sin una fábula que los estructure y donde los sujetos que allí aparecen más que personajes son roles (el cura, la novia, la puta, el soldado). 

Quizás uno de los rasgos más notorios y hermosos de Kantor es que dirigía sus espectáculos desde adentro. Sí, se lo podía ver en una sillita en un borde del espacio escénico sentado y cual director técnico, ingresaba a darle indicaciones a lxs actuantes, acomodar algún elemento de escenografía o vestuario. 

Kantor muerte en 1990 y en “Hoy es mi cumpleaños” espectáculo estrenado de manera póstuma, el elenco decide poner una silla vacía para homenajearlo. En Wielopole, su tierra natal, hay hoy en día una escultura de una gran silla en su honor. 

 

Referencias bibliográfica: