Vivir las clases de teatro y compartir experiencia

El alumnado que se acerca a La Barca a recibir clases de teatro por primera vez no suelen personas especialmente amantes del teatro. Sino adultas que ha decidido dedicar un tiempo de su vida a alguna actividad que les procure bienestar. Salir de casa, conocer gente, combatir el estrés, desinhibirse, son motivaciones recurrentes al momento de la inscripción.

Y bien por haber pasado por un taller de teatro en la etapa escolar (¡gracias seños y profes!) o por sugerencia de amistades o profesionales de diversas ramas deciden que una escuela de teatro es lo que necesitan.clases de teatro, complicidad

Primer encuentro

Las aproximaciones anteriores al teatro han sido desde el patio de butacas, en la lectura de un texto como tarea de clase o en alguna puesta en escena guiada por alguna persona apasionada de este arte. Poco o nada saben de la tarea que hay detrás, habitada en su imaginario, al cien por cien, por el texto.

En las clases de teatro toca descubrir el cuerpo, con la voz incluida. Despertar la creatividad, revelar el vínculo como sostén del proceso, habitar el espacio donde, como dijo Peter Brook,  todo comienza.

Es necesario  abrir el apetito, porque el teatro es una de la artes más completas. Hay tantos caminos en la creación escénica y tantos recursos que entran en juego, que en las clases de teatro que damos en la semana crear una «cata» es un desafío.

El texto tiene mil caras

Aunque el teatro ha evolucionado y abierto miles de puertas, en muchísimas personas impera la visión socrática donde la historia es protagonista. De la mano de esta mirada, quien escribió la dramaturgia tiene todo el poder. Y muchas veces, sólo hay una posible mirada o interpretación de las palabras. Magra sería, entonces, la tarea del equipo. Actrices y actores, de la mano de una dirección devenida medium del autor o autora sólo podrían ser altavoces.

No podemos desconocer que la aproximación a nuevas maneras de entender un tema sin son radicales, producen la expulsión o lejanía. Y una de nuestras misiones es contagiar la pasión por el teatro, haciendo posible de manera progresiva en los talleres de teatro, la apropiación de las herramientas por el alumnado.

La exploración de habilidades pre expresivas, la generación de grupos de aprendizaje con relaciones saludables, el tejido de las tres capas del vínculo. Lectura comprensiva, gramática de la fantasía, creatividad, pensamiento lateral. Mapear ideas, extranjerizar corporeidades, descubrir arquetipos, reconocer contextos. Todas son tareas inherentes a la aventura de de una clase de teatro.

Porque ello nos permitirá abrir el texto como una caja de posibilidades. Y vivir las posibilidades como regalos y no como amenazas. La maravilla de las grandes obras es que puedan florecer mil veces de diferentes maneras,  transmutando cada vez que son vividas por un nuevo equipo. Una escuela de teatro es una invitación  impulsar nuevas miradas. Del monóculo al caleidoscopio.

El cuerpo como territorios posibles

Sí, en plural.

complicidad de las clases de teatroEn la cotidianeidad, nuestro cuerpo funciona de la manera que ha aprendido como mejor para las actividades que tiene que desarrollar. El cómo sean esas maneras, no es tema de una escuela de teatro, si no de espacios de reflexión o terapia. Ante todo siempre invitamos a agradecer a nuestro cuerpo habernos traído hasta aquí. En sentido existencial  y en sentido práctico: nos estamos regalando un espacio para nuestra clase de teatro.

El reto que se inicia en la creación de personajes es permitir a nuestro cuerpo tomar la corporeidad de otra persona, cuyas razones, historia, personalidad, contexto y demás, no son las nuestras. Buscar la llamada energía extracotidiana y las formas de usar el cuerpo que, hasta ahora, no forman parte de nuestro repertorio.

En el juego de  despertar el movimiento, las acciones, el abordaje novedoso del propio territorio aparece la incertidumbre y también la maravilla. Incomodidad a veces, risas otras, valentía y curiosidad como motores. Complicidad del grupo para que cada paso sea apoyado y cada descubrimiento, festejado.

Paralelo, importante y constitutivo

Entendemos entonces que, a la actividad realizada en el aula de las clases de teatro hay que sumar más ingredientes. Ventanas posibles. Porque habrá quien tenga suficiente, o sólo pueda abarcar, las actividades del taller de teatro semanal. Pero nos gusta ofrecer algo más, que sume a la experiencia de nuestra escuela de teatro riqueza y color a la experiencia.

Esta mirada nos acompaña desde hace ya casi 15 años.

Por ello organizamos algunas clases conjuntas de grupos diferentes, invitamos a que cada grupo, aunque tenga su profe del curso, reciba clases con otras personas del equipo, o invitadas.  Generamos acciones de calle  y colaboraciones con instituciones diversas. Promovemos la salidas conjuntas a ver obras de teatro, charlas en el CIRAE, y estamos trabajando de la mano de una académica teatral experimentada, en la creación de un pequeño reservorio de textos de consulta y estudio.

Al tiempo generamos fiestas, sesiones extraordinarias y convivencias. También promovemos que sea el mismo alumnado quien autogestione sus encuentros y salidas. Porque somos un lugar en movimiento, un medio de tránsito a través del cual abrirse al descubrimiento.

Nuestra tarea  no es la permanencia de las personas en nuestra escuela de teatro, si no el florecimiento de las experiencias que les podamos brindar como nuevas posibilidades para sus vidas. Gracias al teatro, siempre.

 

Patricia Davis